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Vista del complejo residencial Pineda Parque desde las zonas comunes

Pineda II. Sevilla

La segunda fase del Residencial Pineda Parque cierra este complejo con dos nuevos edificios de 80 viviendas, posicionándose de manera natural como una intervención urbana sólida y consolidada, aportando espacios públicos de gran calidad.

El proyecto de Pineda Parque se desarrolla en la zona sur de Sevilla, en una parcela, donde se levantaba el antiguo Cuartel de Intendencia, que por el norte linda con la carretera de Su Eminencia y por el sur, mira hacia el Parque del Guadaira. Este parque, de reciente creación, cruza la ciudad de este a oeste, siguiendo un antiguo cauce fluvial y creando un recorrido paisajístico que conecta con las principales zonas verdes del entorno.

La parcela del proyecto tiene por tanto una condición de borde, constituyendo una suerte de frontera entre la gran densidad del barrio de BAMI y la amplitud del entorno natural del parque. En este límite urbano se ubican los nuevos volúmenes de la segunda fase del complejo. Dos edificios que alojan las 80 viviendas de la promoción distribuidas en nueve alturas, junto con un zócalo comercial que da unidad al conjunto hacia la calle Jándula. En ambos la planta baja se libera para abrirse a las zonas comunes del residencial donde los accesos a los portales se desdibujan junto con áreas de descanso. Las fachadas, con huecos seriados y alternancia de balcones se revisten en piedra natural para aportar calidez y una imagen reconocible con las tres torres de la primera fase.

La primera fase del complejo, volcada hacia el Parque del Guadaira, se comporta de manera opuesta a esta segunda etapa. En su caso sigue la voluntad de crear un límite poroso en el que se entremezclen edificación y zonas libres, para crear la ilusión de que el parque entra y se diluye dentro de la intervención. Siguiendo esta idea, la edificación se condensa en tres torres de trece plantas, que permiten liberar la mayor parte de la parcela para crear una amplia red de zonas ajardinadas, donde se disponen pérgolas y láminas de agua, que rememoran el antiguo bosque de ribera del desaparecido cauce.

De este modo, el conjunto consigue actuar como pieza de transición entre los diferentes condicionantes de la zona, posicionándose de manera natural como una manzana sólida y consolidada, con espacios urbanos de alta calidad.